Carta de disculpas a las abejas
Queridas abejas:
Les queremos pedir perdón por nuestro descuido de su entorno. Perdón por nuestro maltrato del sustrato que las sostiene y cuyos frutos son su sustento, al que ustedes le devuelven tanto sin siquiera ser conscientes de ello. Perdón por creernos dueños del suelo en el que caminamos. Perdón por querer modificar la naturaleza en pos de una falsa idea de progreso.
Ustedes ni saben que se llaman así: abejas. Los seres humanos les dimos ese nombre debido a que todo lo pensamos con lo que llamamos «intelecto», pero nos olvidamos de sentir con tanto pensamiento. Estudiamos, nos formamos en todo aquello que le ponemos nombre, pero nunca lo terminamos de comprender, y es por eso que cometemos errores y tropezamos una y otra vez con la misma piedra.
Ustedes, amigas aladas, necesitan a la flor para sustentarse y a cambio le dan vida a ésta. La flor las necesita a ustedes y a la tierra para vivir y reproducirse. La tierra necesita al agua para fertilizar y dar frutos. Nosotros, seres humanos, pensantes y sintientes, necesitamos de ustedes y de todo ese intercambio simbiótico que deviene en vida. Es por eso que les rogamos nos tengan paciencia, porque no somos malos, sino que estamos un poco distraídos…
Gracias por resistir.
Perdón.
Constanza Rocío Vieytes