Pensar la Apicultura argentina hoy: Un horizonte posible
Walter Seewaldt es un apicultor, criador de reinas que además realiza servicio de polinización. En estas líneas se propone realizar una mirada a nuestra Apicultura desde la mirada del apicultor promedio, haciendo un seguimiento por los puntos comunes de los a «Apis» argentinos y analizando el folklore del sector. De esta forma nos invita a «sentarnos en el techo de la colmena» para imaginarnos cómo queremos nuestro sector en el futuro.
Estas líneas tienen como objetivo realizar una mirada a nuestra Apicultura, desde la visión del apicultor promedio de nuestra región, el colega que corre con los tiempos, con las circunstancias tantas veces adversas, en la búsqueda de sus mejores rindes y la satisfacción de sus necesidades. Nada que no sea común a la mayoría de las profesiones u oficios. Quizá esto sea una invitación, más bien, a sentarnos un rato sobre el techo de una colmena, a que dejemos el ahumador en la de al lado, y pensemos un poco en cómo quisiéramos estar como sector en algunos años.
Se dice que los gringos, que hicieron nuestro campo, se acostumbraron a “llorar”, a quejarse. Un poco el argentino es así. Y nosotros los “Apis”, no somos la excepción. Podríamos desarrollar el ABC…XYZ de ‘la queja apícola’:
- “Tendría que haber llovido 15 días más.”
- “Ya está, que pare, tienen que salir el sol ahora.”
- “Es que el dólar está planchado.”
- “Tan caros los tambores, y se los regalamos.”
- “El doble tendría que estar la miel.”
- “Estaba florecida a pleno la… ¡Y la cortaron!”
- “Entraron a pagar para poner colmenas en los campos.”
- “Uno intenta cobrar por la polinización y viene otro gratis.”
- “La fumigación, justo cuando no puedo llegar hasta el campo.”
- “Otra guía de traslado y van.”
- “Y eso, si no contás el valor de las retenciones.”
- “Es que los apicultores estamos todos desparramados.”
Seguramente alguna más se te estará ocurriendo, pero la queja… La queja que no mueve a la acción, al cambio y sólo inhabilita. Podemos diagnosticar muy bien un problema, pero este no desaparece tan sólo con conocer que exista o quejarnos.
Para que haya un cambio será necesario un diagnóstico certero, deberían plantearse objetivos a concretar, gestionar estrategias y establecer acciones concretas que nos lleven a posicionarnos en el lugar o la situación en la que quisiéramos estar.
Para eso, hay que sentarse como estamos ahora un ratito arriba del techo… Es más, tal vez permitirnos subir juntos arriba de la caja del camión o arriba de la pila de alzas, salir del galpón y mirar un poco más lejos. Pensar cómo quisiéramos que estuviera el sector en cinco, diez años, y pensar la Apicultura para adelante.
Obviamente debemos conocer con certeza cómo estamos, con cuáles problemas nos encontramos, pero también tener muy presente aquello con lo que contamos.
Es una herramienta consabida, el análisis FODA; pero válida. Por sus siglas, se trata de describir Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas, que tenemos como Apicultores argentinos. También lo podemos aplicar a nuestra empresa con proyectos que podamos emprender. La fortalezas y debilidades son internas, nuestras. Las oportunidades y amenazas son externas, se nos presentan, vienen desde fuera. Y está en nosotros operar a favor o en contra sobre ellas.
Es probable que quieras agregar ítems a este análisis FODA primario. Y es para esto, que prima la necesidad de compartir visiones, tan importantes como son las de apicultores formados, en formación, en vías de desarrollo y experimentados.
En este punto, podríamos observar que, así como algunos no estarían con disponibilidad para sumarse a un movimiento conjunto de desarrollo, y a invertir tiempo y esfuerzo en el sector, hay un muy buen número de colegas que sí lo están.
Pocas semanas atrás, en las marchas de Apicultores que se realizara en tres puntos del país, algo del orden de las acciones superadoras de la queja, creo que se pudo vislumbrar, sentir. Quienes estuvimos en el puente entre Río Negro y Neuquén, aquel día, advertimos un espíritu inconformista, de ‘no bajamos los brazos’, de pujanza… Y lo mismo sintieron los colegas de las movilizaciones en Buenos Aires y en Bahía Blanca. Una conciencia común, la del hacer que las cosas cambien.
Se había planteado un problema: el cobro del arancel por ingreso interprovincial de colmenas. Se ideó una estrategia y se planificaron acciones a partir de objetivos claros para plantear lo que como sector de producción necesitamos. Fue un inicio, en un sentido, pero para mí fue clave. Clave, la definición de una dificultad, y clave el accionar juntos para ir por las medidas para afrontar y superar el problema.
Puede parecer recurrente, nada nuevo, pero juntos somos más fuertes. ¡Podemos convertir las debilidades de nuestra Apicultura en fortalezas! Que se quieran sumar y comprometer la mayor parte de los apicultores parece una utopía ¿verdad? Pero, como dijo Eduardo Galeano “la utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
Sueño con un sector compacto, con cuatro o cinco ejes para trabajar, con objetivos claros, con acciones compartidas y decisión solidaria para llevarlas a cabo. Un sector productivo con la actitud de sobreponerse a las circunstancias, gestionando acciones a su favor para avanzar al siguiente nivel. Una Apicultura que se haga cargo de su futuro. ¿Soñás conmigo?
Walter Seewaldt – apiariosorodulce@gmail.com
Apicultor – Criador de Reinas – Servicio de Polinización
Santa Rosa – La Pampa