Editorial 650

Repensar nuestra apicultura.

Una nueva temporada apícola nos recibe con condiciones ambientales no muy propicias para nuestras colmenas. En general la sequía es más o menos intensa según la región, con lugares como la depresión del salado que hace 60 años que no registran una falta tan grande de agua.

La situación económica del sector no pinta mucho mejor, en este caso no por causas naturales sino por políticas económicas que no están diseñadas para los sectores que producen para el mercado externo. El desdoblamiento del dólar tiene a la miel atada a una cotización baja y que hace que el precio internacional no nos alcance para tener una buena ganancia, inclusive, con algunas mieles más oscuras que por esta ecuación económica no encuentran un mercado externo que pueda pagar un precio razonable.

Así y todo, debemos seguir adelante, buscando soluciones y más que nunca en conjunto. Posiblemente será un buen momento para, como escribió Walter S. hace un par de números de la Gaceta, repensar el sector. Sentarnos a debatir, como va cambiando el sector a nivel internacional y cuál es el rol que tenemos y que queremos tener. La apicultura avanza técnicamente y muchos apicultores invierten en vehículos, galpones, traslados, maquinarias y hay años que lo amortizan y años que no llegan. Sin embargo, las cifras oficiales nos dicen que aproximadamente el 70% de los apicultores de nuestro país no tienen más de 200 colmenas, por lo cual la estrategia debe ser diferente, pensando en que el rol de la apicultura no es el mismo.

Durante los últimos meses los miembros del Consejo Federal de SADA, todos dirigentes de entidades apícolas de diferentes zonas del país, hemos buscado posibles soluciones a estos dilemas y si en algo nos hemos puesto de acuerdo es que la cuestión es más profunda de lo que pase en una o dos temporadas o en tal o cual región. Necesitamos generar esos espacios de debate, de tratar de construir un futuro más estable para nuestro sector. Seguro que no es una tarea fácil ni que se resuelve en un par de charlas. Debemos aprovechar esos espacios, tratar de discutir en estos momentos complicados, sino como dijo un dirigente con muchos años de experiencia, aumenta la miel y se olvidan de todos los problemas.

Por e

Sin margen de error

Nuevamente nuestra apicultura está pasando por un momento muy complejo. A la terrible sequía que se vivió este verano en casi todo el país, se suma un contexto nacional complejo, con un gran aumento en el valor de los insumos y el costo de vida, con un dólar mayorista oficial retrasado que da valores irrisorios para nuestra miel y situaciones del mercado internacional que complican la comercialización, ya no de miel oscura sino también ámbar.

La coyuntura es muy compleja, tanto interna como externa y la cadena apícola en su conjunto lo está viviendo, no solo los apicultores, también las fábricas de insumos y los comercializadores. No hay medidas rápidas y concretas que puedan revertirlas, por más que el gobierno este anunciando muchas medidas, que no llegan, cada vez es más fácil entender que esto no se cambia solo con un dólar diferente.

La dependencia de un gran mercado exportador, para lo cual nos fuimos preparando desde hace años con las mejores condiciones productivas, salas de extracción, trazabilidad, mieles de alta calidad, hoy de nuevo no juega una mala pasada. Dumping en USA, mercado abarrotado por mieles adulteradas a bajo costo en Europa nos pegan de lleno, en un año donde los kilos de miel no son suficientes para redondear la cuenta.

Pero esto es parte de nuestro país y de nuestra apicultura. Los apicultores somos resistentes (o resilentes, como se define ahora) y tenemos la capacidad de readaptarnos. Siempre la base fue trabajar bien con las colmenas, ya que sabemos que si no cometemos grandes errores la actividad es tan noble que siempre nos da revancha. 

Debemos aprovechar este momento para repensar nuestra actividad y buscarle la vuelta a la diversificación y al agregado de valor. Intentar salir, aunque sea de a poco, de este modelo basado en la producción de kilos. No solo es envasar la miel en un pote, es darle una identidad, diferenciar nuestro producto, buscar alternativas comerciales e ir generando nuevos productos, para poder ser más estables en la comercialización. Hay muchísimos ejemplos de esto, apicultores que envasan su miel y la diferencian, que buscan nuevos nichos tanto en el mercado interno como en el externo, falta darle volumen.

En esta Gaceta podrán leer notas referidas a estos conceptos, que muestran como la apicultura tiene una importancia social y ambiental. Que la miel es una sola y que debemos defenderla y promocionarla. 

No debemos bajar los brazos, hemos tenido buenos y malos momentos. Pero siempre será mejor si transitamos el camino juntos. Desde hace ya 85 años, SADA siempre esta, y seguirá trabajando por el bien de los apicultores, en las buenas y en las malas.

Mesa Directiva SADA – Mayo 2023