Editorial 648
La situación de la apicultura pos pandemia
Hace muy poco tiempo, un grupo de miembros del sector apícola argentino tuvimos la oportunidad de asistir al Congreso Internacional de APIMONDIA en Estambul (Turquía), un congreso que fue primero pospuesto por la pandemia y luego trasladado a otra ciudad por la horrible guerra en Ucrania. En esta situación podríamos pensar que no habría mucha asistencia y el ánimo sería negativo. Sin embargo, no sólo hubo mucha gente de los más variados orígenes, sino que había alegría de reencontrarse con colegas de otras partes del mundo, y que siguen creyendo en la apicultura como un modo de vida.
Lo cierto es que la situación pos pandemia ha reposicionado al sector apícola a nivel mundial, la búsqueda de alimentos sanos y naturales es cada vez mayor, al igual que la apicultura como actividad laboral secundaria para muchas personas que buscan salir de las ciudades. Si bien el precio de los alimentos está empezando a bajar por algunas cuestiones que promocionan el concepto de comprar en mercados de cercanía y el incremento de otras necesidades básicas como es la energía, sobre todo en Europa, la miel sigue en rangos razonables, con un leve incremento en los últimos años, posiblemente más bajo de lo que necesitamos los países exportadores, pero no tan alto para que la adulteración nos tape de nuevo.
Sin embargo la situación en Argentina no se traduce de la misma manera: costos elevados, climas muy cambiantes y con perspectivas de sequía y una paridad entre el dólar y el peso que hace que la miel, si bien subió poco en los precios de venta internacional, no repercutan positivamente en la economía del apicultor.
A todo esto se le suman nuevas reglamentaciones que no son consensuadas con él sector, que no aportan ninguna mejoría técnica, son algunos casos impracticables y lo único que hacen es sumar más costos y burocracia.
Esta contracara entre una apicultura con actitud positiva, que crece, se desarrolla y se sigue difundiendo los beneficios de sus productos como el creciente reconocimiento de la importancia de las abejas y sus criadores en la biodiversidad planetaria contrastan con ese negocio donde el producto no sube, solo aumentan los insumos y cada vez hay más normas que cumplir y aranceles que pagar.
Desde la Sociedad intentamos promover la apicultura y debatir las normas que no nos parecen justas ni necesarias, apoyamos a todos aquellos que buscar innovar en los productos y abrir nuevos mercados, posiblemente habría que hacer más, pero estamos seguros que como dirigentes no vamos a caer en el derrotismo que algunos intentan instalar, de que nuestra actividad no sirve económicamente, ya que no solo no es verdad sino que estamos firmemente convencidos que la apicultura tiene un rol estratégico en el sostenimiento del planeta. Hace muchos años un gran apicultor dijo que “la apicultura es un negocio de promedios” y solo hablaba de miel, imagínense cuando le sumamos el bienestar que le genera al planeta. Tratemos cada uno de tener una actitud positiva y buscar el encuentro dentro de las organizaciones para generar acciones positivas, ya que la realidad depende de nuestra actitud. Aquí estamos y así seguiremos trabajando.
Mesa Directiva – SADA
Noviembre 2022