Control de Varroasis. El momento indicado.
La varroosis causada por Varroa destructor Anderson & Trueman es una enfermedad parasitaria grave de la abeja melífera (Apis mellifera L) distribuida en casi todos los países con actividad apícola que ocasiona importantes pérdidas económicas.
Puede provocar mermas en la producción de aquellas colonias que sufren despoblación como consecuencia de su ataque llegando al colapso y la muerte de las mismas si el apicultor no interviene en su control.
Sumado a esto está el hecho de que los productos químicos usados para su control no son totalmente eficaces debido a que la mayor parte de ellos solo actúan sobre los ácaros foréticos (presentes sobre las abejas adultas) y no sobre aquellos que se encuentran en el interior de las celdas con crías operculadas; por otra parte los apicultores deben enfrentar el problema de resistencia del ácaro a algunos de los acaricidas utilizados y al de contaminación de los productos de la colmena con residuos químicos de los mismos.
Por ello la aplicación de adecuadas estrategias de control a lo largo del año nos permite asegurar la viabilidad de nuestras explotaciones al disminuir los porcentajes de parasitación a niveles tales que no las perjudiquen, asegurando su supervivencia y productividad,
Esto es tan así que, en las colmenas en las cuales no se realizan tratamientos de control o en aquellas que aplicado el tratamiento, el mismo no ha sido efectivo o no se han realizado en tiempo y forma, éstas mueren en un lapso de tiempo relativamente corto producto de la acción directa e indirecta del ácaro o bien sufren una despoblación tan acentuada que comprometen su viabilidad futura.
Desde la aparición de la varroosis en Argentina (1976) se han empleado diferentes sustancias químicas acaricidas, con diferentes mecanismos de acción y metodologías de aplicación.
En la actualidad, los más utilizados en nuestro país son los acaricidas de síntesis: amitraz, flumetrina y va cobrando cada vez mayor importancia el uso del acaricida orgánico ácido oxálico.
Al implementar un plan de curas en nuestros apiarios deberíamos considerar la importancia del tratamiento de Varroa temprano en el otoño, ya que ayuda a entrar en la invernada con abejas bien nutridas, con buenas reservas corporales y sanas y de esta manera desarrollar en primavera sin problemas. Estudios realizados demuestran la necesidad de que Varroa necesita ser controlado justo antes de la producción de abejas de invernada, cuando el control se efectúa sobre las abejas ya producidas para el invierno – tal el caso de tratamientos efectuados en forma tardía (primer tratamiento realizado a mediados de otoño o más tarde) los mismos pueden ser menos óptimos. Las abejas invernales son desarrolladas durante febrero y marzo. Si en marzo o comienzos de abril tenemos una alta infestación de Varroa en la colonia, ésta se encontrará seriamente comprometida en su futura viabilidad. Como parásito, Varroa vive de los cuerpos grasos (sustancias de reservas) de la pupa en desarrollo al ingresar en las celdas de obreras en esta época para su reproducción. Si bien muchas abejas nacen pareciendo normales su longevidad estará reducida. El nivel de infestación determinará si la colonia morirá en junio o llegará hasta principios de primavera con una importante disminución en su población (a veces se hallan muertas).
Con estos tratamientos no solo se evita la acción directa de la parasitosis en la abeja que nace sino que, por otro lado, se mantienen bajas las cargas de virus en la colonia que provocan enfermedades secundarias, previniendo altas infecciones de virus en las abejas de invernada y sus posibles daños.
Una aplicación adicional en otoño (previa a la invernada) podría todavía ser necesario realizar, sobre todo en aquellas zonas con altas densidades de colmenas y cuando los tratamientos no son coordinados entre los apicultores en el tiempo, por problemas de reinfestación de ácaros en las colmenas, y además cuando la aplicación previa, primer tratamiento- no me asegura una eficacia muy alta.
En primavera las aplicaciones de acaricidas deberían ser hechas solo si la población de ácaros justifica el tratamiento de modo tal que la colonia entre en primavera con un número bajo de parásitos que le permita llegar al tratamiento pos cosecha (de verano) sin daños.
En primavera la población de ácaros crece con el aumento de cría en la colonia. Si la población de ácaros inicial es grande la multiplicación del ácaro en la cría durante toda la primavera hace que lleguemos a enero con altos porcentajes de parasitación que continuarán elevándose en el otoño. En esta estación, la población de obreras estaría constituida por abejas de reducida longevidad, la colonia podría tener una gran población en enero y febrero, pero debido a la intensa parasitación la disminución de la población que normalmente ocurre en otoño se ve acelerada. La población colapsa y muere en el otoño de lo que parecía una colonia sana en verano, observándose los signos típicos de la enfermedad. La declinación de la población al finalizar el verano continúa hasta otoño tardío, de tal manera que la colmena muere o entra a la invernada con un número insuficiente de abejas como para sobrevivir a ello. Por suerte se cuenta con acaricidas orgánicos que pueden ser aplicados previos a la entrada a cosecha para reducir la carga de parásitos de ser necesario.
Esto nos lleva a procurar establecer a lo largo del año una estrategia en el control de esta parasitosis que no solo nos ayude a reducir los porcentajes de ácaros a niveles tales que no produzcan daño en las poblaciones de abejas sino también en evitar el uso inadecuado de sustancias químicas para evitar la aparición de resistencia del ácaro al producto químico empleado, y de residuos químicos en los productos de las colmenas.
Deberíamos considerar que la reproducción y comportamiento del ácaro se encuentran estrechamente vinculados con las características climatológicas del lugar. Por ello, resulta necesario diseñar y aplicar estrategias de control adaptadas a cada región en particular.
Pautas o recomendaciones de manejo para el control de varroa:
- Realizar monitoreos:
El monitoreo periódico de los colmenares, nos permitirá determinar el nivel de infestación y decidir cuál o cuáles serán los momentos adecuados para la aplicación de los tratamientos.
Existen numerosas técnicas diagnósticas para estimar la carga parasitaria en las colmenas. Para determinar el porcentaje de infestación de varroa en fase forética, por su baja complejidad y bajo costo de realización se recomienda la aplicación de la “prueba del frasco”.
Antes, durante y después de cada aplicación del producto acaricida a utilizar evaluar la carga parasitaria de las colmenas. El resultado obtenido antes del tratamiento no sólo nos indicará la necesidad o no de hacerlo, sino que nos permitirá realizando la prueba después del tratamiento evaluar la eficacia del mismo.
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Trazado de curvas poblacionales y plan de control:
Además de los porcentajes de parasitación de las colmenas se deben tener en cuenta las curvas de dinámica poblacional de las mismas en cada apiario. Con ellas podremos conocer o suponer la evolución de la parasitosis y nos ayudará a decidir el momento adecuado y los tipos de tratamientos a aplicar. Del mismo modo, el hecho de tener curvas poblacionales conocidas nos permitirá adelantarlas o prolongarlas ya sea por incentivo de colonias o por trashumancia y tomar nuevas decisiones sobre los tratamientos a aplicar.
Cuadro 1
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Tratamientos:
Los tratamientos deben programarse de acuerdo a la carga parasitaria y curvas de población de las colmenas.
Tener en cuenta que pos cosecha es el momento crítico para la colonia pues el prolongado tiempo transcurrido desde la última aplicación de un producto acaricida y la constante disponibilidad de celdas de crías permitirá la multiplicación incesante de los ácaros varroa. Importante controlar Varroa lo suficientemente temprano a fin de temporada como para proteger las abejas obreras que harán el otoño y la población de invernada asegurando la supervivencia de la colonia.
- Tratamientos coordinados
Conocida la dinámica poblacional de ácaros y abejas en cada región, se recomienda organizar con los apicultores vecinos los monitoreos y la aplicación de los tratamientos en forma coordinada. De esta manera se evita la reinfestación a través de los apiarios cercanos y se elimina en forma masiva la mayor cantidad posible de ácaros.
Correcta elección de productos acaricidas: utilizar determinados principios activos de acuerdo al momento del año en que se realiza el tratamiento. Incorporar el uso de productos orgánicos. Rotar (alternar) los acaricidas. Respetar los períodos de carencia, dosis y modo de aplicación indicada en los marbetes de los productos veterinarios, se evitará así la permanencia de residuos por encima de las concentraciones toleradas. Aplicar únicamente en cámara de cría, nunca colocar alzas melarias en las colmenas cuando se realiza un tratamiento sanitario.
- Consultar regularmente el listado de productos acaricidas aprobados por SENASA para su uso en apicultura. El mismo puede ser extraído de páginas web oficiales o solicitado al siguiente correo electrónico: apicultura@senasa.gov.ar
Entonces, ante la pregunta ¿Con qué curar?, debemos preguntarnos:
¿cuál es el % de infestación de varroa en mis colmenas?,
¿cuándo se aplicó el último tratamiento contra varroa y con qué?,
¿qué principios activos se aplicaron en las colmenas en los últimos dos años?,
además considerar la época del año en que nos encontramos. Con la respuesta a estos interrogantes podremos llegar a decidir si es conveniente o no aplicar un nuevo tratamiento químico en las colmenas y qué producto aplicar.
Es obvio que Varroa no podrá ser erradicado, sin lugar a dudas la mejor solución a largo plazo para el control de esta parasitosis será el desarrollo de abejas genéticamente resistentes al ácaro, en el corto plazo lo mejor que podemos hacer es manejar las poblaciones de ácaros a niveles tales que minimicen los daños, usando o desarrollando tácticas – manejo integrado de Varroa– que permitan a la vez minimizar el uso de productos químicos de síntesis en las colmenas para evitar todos los problemas relacionados con ello: resistencia, contaminación de los productos de la colmena, el uso de productos cada vez más peligrosos para la salud humana y para las abejas, etc.
Ing. Agr. Susana Beatriz Bruno (bety_bruno@yahoo.com.ar 1beabru@gmail.com
Bibliografía consultada:
– Bacci, Mariano.(2008) “Resistencia a acaricidas”. Programa de Enfermedades de las Abejas. DNSA- SENASA.
– Bruno, Susana B. «Enfermedades de la etapa larval-adulta: Varroasis». En «Enfermedades de las abejas. Nociones prácticas».(2003) Ed. Ciencia y Abejas.(65-70).
– Comisión Nacional de Sanidad Apícola. CONASA (2006). “Recomendaciones para el control de Varroasis”
– Del Hoyo, Marcelo, Cabrera Carlos G. 2004. “Varroa, un problema con solución”. INTA-Salta.
– Eguaras, Martín J. y Ruffinengo, Sergio R. (2006) “Estrategias para el Control de Varroa”. Ed. Martín.
– IRAC. España 2004. “Clasificación de los Insecticidas según su modo de acción”.
– Ruffinengo, Sergio y Maggi, Matías. (2007). “Varroosis”. Jornada de Manejo Sanitario en Apicultura. Centro Cultural AFE, Julio 2007. Serie Actividades de Difusión Nº500. Pag.5-10