Clima. Su influencia sobre las colonias y la flora apícola.

La apicultura es el arte y la ciencia de la cría y mantenimiento de las abejas con vistas a obtener de su trabajo dirigido miel, cera, polen y jalea real como principales productos del colmenar. Por otro lado, la producción de material vivo es otro rubro importante a tener en cuenta. En esta definición deberíamos incluir además el importante servicio que cumple la abeja melífera como agente polinizador de muchas especies vegetales entomófilas donde la presencia de insectos es imprescindible para asegurar la producción cuali y cuantitativa de frutos y semillas. 

Se estima que, dentro del 90% de la polinización que ocurre en plantas con flor en todo el mundo, un 67% es llevado a cabo por insectos, constituyéndose como el grupo de polinizadores más importante, tanto para especies de plantas silvestres como cultivadas (Bonilla, 2012; Fründ et al., 2013). De ellos la familia de las abejas hace el principal aporte garantizando la preservación de la biodiversidad.

Plantas y abejas se necesitan mutuamente. Las flores son para las abejas fuente de alimento, de vida. Las abejas son para las flores fuente de reproducción. 

Es de suma importancia para el productor apícola conocer la zona donde  vaya  a  instalar sus colmenas, considerar las limitantes del clima, de vegetación: flora apícola nectarífera y/o polenífera natural y/o cultivada, el manejo de la misma a lo largo del año;  sus ventajas y desventajas desde el punto de vista apícola, todo ello ayudará  a definir el objetivo productivo de la empresa así como también en la  planificación y toma de decisiones en el manejo de la explotación.  

 

Clima:

Definimos clima como el conjunto de condiciones atmosféricas propias de un lugar, resultante de la combinación de los denominados elementos del clima: cantidad y frecuencia de precipitaciones, humedad, temperatura, vientos, presión atmosférica y nubosidad,  cuya acción compleja influye en la existencia de los seres sometidos a ella. Por otro lado los factores del clima  como la latitud, corrientes marinas, distancia al mar, altitud y relieve, son agentes que modifican, acentúan o limitan los elementos del clima regionalmente y dan lugar a los distintos tipos de climas.

 

El clima es el factor ambiental más importante, cuando se pretende criar animales, llegando a ser limitador en la mayoría de las veces. Este influye tanto directa como indirectamente en la productividad de las colmenas. Temperatura, humedad,  vientos, radiación solar,  presión barométrica y  precipitación pluvial, afectan indirectamente el aspecto nutricional de las colonias a través de sus efectos sobre la vegetación. 

La colonia es el organismo en el que debemos pensar para analizar la relación entre las abejas y el medio ambiente. La abeja es un insecto social, por lo que, los cambios en el ambiente hacen que la colonia toda adapte su comportamiento a las nuevas condiciones. 

En nuestro país la mayor parte de la apicultura  se desarrolla en regiones templadas (región pampeana, el espinal, el monte, el delta, entre otras), con temperaturas medias anuales que igualan o superan los 14ºC y temperatura mínima promedio anual que superan los 6ºC.

La variabilidad en las condiciones de temperatura y humedad (lluvias irregulares, ausentes o en exceso) afecta los ciclos florales y la fenología propia de las flores y, con ello, la estabilidad en la producción de miel, así como las condiciones físicas y salud de las colmenas.

Algunas floraciones de importancia apícola se presentan en sus períodos normales, pero otras no se presentan, lo hacen mucho tiempo después, se presentan por periodos muy cortos o, incluso, pueden florecer pero con néctar ausente o escasez de polen. Ante estas situaciones los  productores han implementado  medidas para reducir los problemas que pueden llegar a afectar el desarrollo de las colonias y la producción de miel: la siembra de plantas melíferas poleníferas adaptadas o propias de sus regiones, la alimentación de colmenas para llegar y mantener una fortaleza poblacional adecuada cuando se presente la floración, la trashumancia de las colmenas.

 

Efecto de las condiciones climáticas en las colonias y vegetación:

El pecoreo de néctar y de polen tiene lugar con temperaturas situadas entre los 12 y los 38ºC.  Las abejas reducen sus vuelos de manera drástica cuando la temperatura desciende por debajo de los 10ºC, salvo excepcionalmente cuando la mielada es muy atractiva y abundante. Por encima de los 38 – 40ºC solo continua la recolección de agua.

La humedad es muy importante ya que puede afectar a la colmena. Cuanto más fría sea la zona, más humedad habrá dentro de la colmena.

Los vientos de hasta 24 km/hora reducen seriamente la actividad de vuelo de las abejas y entre los 30- 40 km/hora los vuelos de las abejas cesan.

El tiempo frío y nuboso, así como la amenaza de tormentas, reducen marcadamente los vuelos de las abejas. 

En tiempo cálido y bueno la actividad de la colonia es notoria, condiciones claves en primavera en cultivos que requieren de la fuerza polinizadora de las abejas.

El mal tiempo también presenta peligros para las plantas. Las heladas de la primavera pueden llegar a dañar y hasta eliminar el florecimiento de las plantas.

La precipitación, es uno de los elementos de gran importancia para cualquier ambiente y en cualquiera de sus formas; el retraso en las lluvias origina pérdidas económicas, disminución de producción y calidad de cultivos; por otro lado, la sequía desfavorece el rendimiento de los cultivos ya que interrumpe el desarrollo de diversas fases vegetativas. De tal forma, las abejas comienzan a tener problemas para encontrar fuentes de alimento suficientes y con abundante néctar.

El agua es indispensable para las abejas tanto para su consumo como para la regulación de la temperatura interna de la colmena. 

Influencia del ambiente y clima: flora apícola. Secreción de néctar.

 

El ambiente y el clima existente en una región determinarán la flora que existirá y predominará en un lugar o zona, en un momento dado. Las condiciones propias de la zona, generan en la vegetación un característico efecto sobre la fenología de las especies de interés apícola y los flujos de néctar. Es por ello que, una misma especie tiene distinto comportamiento en las diferentes regiones del país. 

La cantidad de néctar que produce cada planta depende de factores genéticos, climáticos y edáficos.

McGregor (1979) manifiesta que, la secreción o producción de néctar se ve afectada por factores ambientales, tales como el tipo del suelo, condiciones del mismo, altitud, latitud, duración del día, condiciones lumínicas y clima. Las condiciones del suelo, como humedad, fertilidad y acidez, pueden afectar no sólo el crecimiento de las plantas, sino también la secreción del néctar.

La cantidad de néctar secretado por las plantas varía con las horas del día, algunas plantas producen mucho por la mañana y otras hacia el mediodía. Para cada tipo de flores hay horas precisas, es decir, horas en que el néctar está disponible, abundante y/o suficientemente concentrado en azúcares o cuando el polen esta en dehiscencia.

La mielada o duración de la secreción de néctar y la polinada o duración de la dehiscencia de los estambres, pueden variar mucho de una familia a otra de plantas, de una a otra especie y de una variedad a otra.

El conocimiento de los factores que originan la variación en la secreción del néctar (intensidad, concentración de azúcares en su composición) es importante para un apicultor, por ello la necesidad del conocimiento de la ecología de la región donde se instala un apiario. 

Factores externos que intervienen en la secreción de néctar:

Entre otros se encuentran:

 -Suelo: 

Los tipos y las condiciones de los suelos como profundidad, humedad, fertilidad y ph afectan el crecimiento y desarrollo de los vegetales y por ende también la producción del néctar. 

-Agua del suelo: 

Cuando la humedad del suelo es suficiente, la planta tendrá mayor capacidad de absorción  por sus raíces permitiendo un crecimiento adecuado, proporcionando una gran fuerza de savia bruta y por lo tanto una buena secreción de néctar. Existe una interrelación entre la disponibilidad de agua del suelo y la humedad del aire durante la secreción de néctar.

Factores físicos del suelo como temperatura y aireación también son importantes, estando directamente relacionados con la estructura y tipo de suelos.

–Humedad del aire:

La humedad del aire tiene influencia decisiva. La humedad del medio favorece a la transpiración de las plantas cuando el aire es cálido y seco, sobre todo si esta masa de aire se mueve con fuerza, pudiendo llegar a causar gran perjuicio al contribuir a la evaporación del néctar antes de que sea aprovechado por las abejas. La humedad tiene un efecto inverso en la concentración de azúcar del néctar. Cuanto más seco sea el aire, habrá mayor evaporación y aumentará la concentración de azúcares en el néctar.

En caso de que la atmósfera sea húmeda, templada y en calma, las plantas no pueden transpirar normalmente pues su vapor de agua no puede verterlo en una atmósfera que de por sí está cargada de humedad, en este caso el vertido de los nectarios se hace en forma líquida y abundante. 

–Variaciones con la temperatura: 

La temperatura óptima oscila generalmente entre 12ºC y 25ºC. Las temperaturas altas favorecen la secreción del néctar siempre que la humedad atmosférica sea suficiente como para frenar la evaporación a nivel del nectario. Por otra parte, baja humedad atmosférica favorece la transpiración de la planta y el néctar fluye en menor cantidad. 

Temperaturas muy altas y escasas lluvias, reducen la producción de néctar como consecuencia del estrés hídrico que sufre el vegetal. Este estrés sucede cuando el porcentaje de pérdida de agua de la parte foliar y brotes supera o excede a la cantidad de agua absorbida por las raíces.

-Viento: factor negativo, pues seca los nectáreos rápidamente. 

–Radiación solar:

A mayor radiación solar hay mayor fotosíntesis, lo que contribuye a una buena secreción de néctar. En alfalfa y tréboles se han comprobado mayores rendimientos debido a una buena radiación solar. Asimismo en zonas templadas se limita en rendimiento de néctar de plantas herbáceas.

Si la luz solar es muy directa sin una sombra que la amortigüe se favorece la transpiración, pero con la evaporación simultánea del néctar, este no adopta la forma acuosa que es la interesante desde el punto de vista apícola; días húmedos con nubes que preceden a lluvias o bien con floraciones bajo la sombra protectora de otros árboles de mayor porte suelen ser las situaciones óptimas para la producción de miel. 

–Variaciones con la latitud: 

Plantas cuyas flores no son melíferas en una zona al sur, son muy melíferas en otras zonas al norte, esto también va a estar condicionado a factores climáticos. 

-Variaciones con la altitud: 

De acuerdo a ciertas investigaciones las plantas florecen más tarde en zonas de mayor altitud en referencia a aquellas que están a menor altitud. 

 

En la práctica la actividad de las abejas durante el día es un buen indicio para darse cuenta cuando hay néctar en las plantas. En verano la secreción es más pronunciada a la mañana temprano, después de las seis y hasta las 10 horas. Después disminuye progresivamente o se paraliza, reiniciándose a las 15 horas, aproximadamente.

Para la mayoría de las especies de plantas, las condiciones para la secreción óptima de néctar son – lluvia adecuada antes de florecer y condiciones secas y asoleadas durante el periodo de floración. La ocurrencia y cantidad relativa de períodos secos de sol varia de año en año, por eso la afluencia de néctar puede ser muy variable. Algunas especies de plantas se ven menos afectadas con las fluctuaciones climáticas, éstas son seguras de segregar néctar año tras año. Otras plantas son muy sensibles a las fluctuaciones, pudiendo rendir mucho néctar unos años y no rendir nada en otros.

Poco es lo que el apicultor puede hacer para tener una buena secreción de néctar; pero mucho para que las colonias lo aprovechen: un buen manejo de la colonia es importante para asegurar una buena entrada de néctar, se necesitan colonias que  se encuentren con su mayor potencial de pecoreadoras (colonias fuertes) en el momento de iniciarse la máxima floración. 

Para lo cual deberemos tener en cuenta la relación que existe entre el aporte de néctar y el de polen. Un gran aporte de néctar, por sí solo, no significa un correcto aprovechamiento de las abejas; ya que para que se dé, debe de haber pecoreadoras en la colmena. El desarrollo de la población de abejas de una colonia, está directamente relacionado al aporte polenífero que exista. Es así, que el uno debe de ir acompañado del otro. 

Por otro lado, para tener una buena entrada de néctar las abejas pecoreadoras necesitan condiciones atmosféricas favorables para volar durante el periodo de floración.

 

Como podemos observar, la flora apícola varía mucho dentro de cualquier zona. Factores naturales afectan el medio ambiente, pero también la acción del hombre puede alterar las posibilidades apícolas de una región con los métodos agrícolas empleados y el modo de uso del terreno. La eliminación de pasturas naturales y /o artificiales y su reemplazo por cultivos agrícolas de escaso o nulo valor apícola hacen muy difícil la explotación racional de las colonias.

La flora es la que en definitiva define la alternativa productiva (miel, cera, polen, jalea real, propóleos, núcleos, paquetes y reinas), y pone límites a la producción, dependiendo de ella las características del producto obtenido.

El éxito en la apicultura depende de la correcta aplicación de conocimientos de organización y manejo de las colonias a lo largo del año los cuales están estrechamente relacionados con el  ambiente en el cual se encuentran.

 

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

-«La colmena y la abeja melífera». Ed. Dadant e Hijos. (1979). 347-396. Ed. Hemisferio Sur.

-La apicultura en los Estados Unidos. McGregor, S. E. (1979) Pág. 12; Editorial LIMUSA

-“Frutales y Abejas”. Rallo García, Juan B. Ministerio de agricultura, Pesca y Alimentación. Dirección general de Investigación y Capacitación Agrarias. Servicio de extensión Agraria. Madrid. (1986).

– “Potencial Apícola del Bosque Húmedo Premontano”. Manrique, Antonio J. Zootecnia tropical 1996. Vol. 14 (1):89-97.

-“El néctar”. Espinar Martínez, Mariano. Revista Apícola 60º Edición. Asociación Regional Apícola Canaria. Mayo- Septiembre 2006.

-“La polinización en los sistemas de producción agrícola: revisión sistemática de la literatura”. Marta García García, Leonardo Alberto Ríos Osorio, Javier Álvarez 

Del Castillo. Versión On-line ISSN 0718-3429. Idesia vol. 34 nº3 Arica jun.2016. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-34292016000300008 

–Ciencias biológicas y de la salud.   “Causas y consecuencias de la disminución de polinizadores silvestres”. Miguel Faigón.  Publicado 16 de agosto de 2021.  

 

Ing. Agr. Susana Beatriz Bruno.

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