Pensar la Apicultura II
Cuando las colmenas entran en receso, los apis tenemos más tiempo para pensar. Pensar inventos (esos arreglos con alambres y soldaduras nuevas que sólo piensa un abejero), formas de trabajo, cambios de todo tipo. Tiempo para hacer números o no querer hacerlos. Juntarse… intercambiar y, que si la cosecha…, que si el precio…,fueron buenos, y entonces planificar inversiones. Y muchas veces, también esta época del año ha sido la etapa en la que ‘hay que aguantar’ hasta la próxima cosecha.
Si bien en todo momento se puede dar un giro, y cambiar sobre la marcha, gran parte del éxito de la próxima campaña ya está delineado en esta época del año.
Entonces, ¿cuándo comienza la temporada apícola? Muchos la ubican con el comienzo de la nucleada de primavera, con el inicio del flujo de néctar, cuando se deja de alimentar, o cuando ingresan las primeras alzas a la sala.
Para mí, el inicio de la temporada se da cuando planificamos los trabajos fundamentales que condicionarán la próxima cosecha de miel, extracción de polen, cría de reinas, multiplicación de núcleos o polinización. ¿Y cuándo es esto? Cuando más trabajo hay. Es ahí cuando debemos prepararnos unos verdes y sentarnos a planificar:
- ¿Cuándo empezaré con las curas contra varroa? Cuando las muestras me lo indiquen. ¿Cuándo comenzaré con los muestreos de porcentajes de infestación?
- ¿Hago núcleos a fin de temporada o divisiones?
- ¿Utilizo reinas o celdas? ¿Dónde las consigo? ¿O las hago yo?
- ¿Dejo miel o alimento en otoño?
- ¿Hasta cuándo cosecho?
- La invernada, ¿con material arriba o en cámara?
- …
Todas estas preguntas y muchas más, es imperioso hacerlas en un tiempo determinado para que no improvisemos haciendo las tareas tarde, mal hechas o dejarlas inconclusas.
Las respuestas a estos interrogantes y sus resultados, nos condicionarán la invernada, el arranque primaveral, las pérdidas y el crecimiento antes de la cosecha. ¿Podremos allí tener núcleos para pasar a cámara o sólo cámaras vacías para llenar a partir de colmenas débiles por tratamientos sanitarios hechos a destiempo? ¿Tendremos en septiembre alzas de miel o buenas reservas, o estaremos dando la cuarta, la quinta vuelta de alimento?
Es pues, en los meses de enero, febrero, marzo, abril en nuestro país, cuando se ponen las bases de la siguiente temporada. Con el arranque del año es que tenemos una buena oportunidad para sentarnos a planificar, y hacer cálculos sobre cuándo y cómo haremos los trabajos, y evaluar qué recursos económicos y humanos necesitamos gestionar para preparar nuestro apiario para una invernada exitosa y una salida a la primavera que sea promisoria.
Sí. En enero, cuando más atareados estamos. En enero, mientras cosechamos, es cuando tenemos que prever, planificar, organizar la próxima campaña. Es lo que hagamos bien, o lo que no lleguemos a hacer desde enero hasta abril, lo que definitivamente nos darán colmenas productivas o colmenas débiles en primavera.
Los ejemplos pueden estar demás para los apicultores con callos en las manos producto de la pinza:
- No podremos polinizar en primavera temprana con colmenas que han pasado restricciones nutricionales
- ¿Con cuántos núcleos podremos comprometernos para la venta o qué crecimiento podemos proyectar a partir de colmenas que se han achicado por varroa?
- ¿Cuántos viajes tendremos que hacer si coseché hasta las cámaras y el jarabe que estamos incorporando no les rinde? (Y ni hablar de que no podamos entrar a los campos por lluvia)
- ¿Cuán desparejas tendremos las colmenas si no realizamos un recambio de reinas a fin de temporada? (Seguramente las mejores colmenas serán los núcleos de primavera).
Tal vez ya te vino a la mente algún otro ejemplo, querido colega.
Finalmente te quiero dejar una linda historia que aplica para la labor con nuestras amadas abejas y también para el diario vivir. Dos amigos hacheros se propusieron hacer una competencia a ver quién hachaba más leña en un día. Uno, no paró en todo el día; a destajo hachó sin interrupciones, mientras que su amigo se tomaba a cada hora el tiempo para descansar bajo un árbol por diez minutos.
Cuál fue la sorpresa del agotado hachador que trabajó sin parar, cuando al final del día su pila de leña era menor que la de su amigo, quien había descansado a cada hora. Sin entenderlo le preguntó ¿cómo era esto posible? Y su amigo pasó a contarle que cada vez que él lo había visto descansando, lo que en realidad hacía era que estaba afilando su hacha. De ahí su éxito.
Si por algún motivo no estuvimos ‘afilando el hacha’ desde enero, si por esas cosas del trajín de la cosecha, no pudimos parar y pensar estratégicamente la temporada 2023, siempre tenemos oportunidad de elegir los mejores movimientos, de corregir procedimientos y también tomar nota de lo que hicimos bien y capitalizarlo y compartirlo con los colegas.
Te invito a mirar nuevamente los cuatro pilares en los que los apicultores podemos influir positivamente, esto es: sanidad, nutrición, manejo y una buena reina. De cada uno podrás pensar cuál es tu situación actual, evaluar lo hecho hasta aquí y redefinir objetivos y pensar acciones estratégicas que te posicionen para una próxima cosecha exitosa.
Walter Seewaldt