La Sociedad Argentina de Apicultores expresa su preocupación por la falta de políticas para el desarrollo del sector apícola al Ministro Dante Sica
En una carta enviada esta semana al Ministro de Producción y Trabajo de la Nación, Dante Sica, la Sociedad Argentina de Apicultores transmitió su profunda preocupación por las contrariedades por las que atraviesa el sector y la falta de políticas claras que permitan su desarrollo.
En ella detalla el alarmante descenso tanto de colmenas como de apicultores de los últimos 10 años (de 23.000 apicultores a 11.000 en los registros oficiales), las consecuencias negativas del modelo agroindustrial implantado en nuestro país, basado en el gran uso de agroquímicos y amplias extensiones de monocultivos, que mata a las abejas y disminuye la producción por colmena y la adulteración y falsificación de mieles a nivel global.
También resalta que así como en el mundo «hoy apoyan fuertemente a la apicultura, ya que la consideran una actividad estratégica, no sólo por la producción de miel, sino también por la polinización de cultivos que asegura la producción de alimentos y la biodiversidad vegetal, además de generar microempresas familiares que subsisten gracias a la práctica de la apicultura, generando sus propios recursos con baja inversión» en Argentina «las últimas medidas gubernamentales apuntan en el sentido contrario. Por un lado retención a las exportaciones de miel y por el otro la apicultura no ha sido incluida en la baja de aportes patronales a las Economías Regionales, que posiblemente tendría poco impacto en los apicultores pero sería relevante en las industrias conexas, como la fabricación de materiales e insumos apícolas, el fraccionamiento y la exportación de miel, bajando los costos de producción y comercialización del sector».
Por tal motivo, la SADA solicita medidas específicas o excepcionales para la apicultura: la eliminación de retenciones a la exportación de miel y la inclusión de todo el sector apícola en la disminución de aportes patronales que ayudarían a mejorar la rentabilidad y así solventar la crianza de abejas, destacando que «hoy la apicultura argentina aún tiene capacidades suficientes para poder revertir esta penosa situación» lamentando que si se continúa en este camino en unos años no será así.
La apicultura argentina debe ser apoyada en tanto garante de la biodiversidad, no sólo por urgencias del presente, sino por el futuro de los alimentos y del ambiente. Por la población en general que tiene el derecho constitucional a un ambiente sano.