DECLARACIÓN DE LA CIUDAD DE MONTEVIDEO DEL CONGRESO LATINOAMERICANO DE APICULTURA FILAPI 2018
DECLARACIÓN DE LA CIUDAD DE MONTEVIDEO
CONGRESO LATINOAMERICANO DE APICULTURA FILAPI 2018
Latinoamérica es sinónimo de diversidad, de multiculturalidad, es el continente de la integración y de la síntesis de la historia de los pueblos. Es cuna de alimentos sanos y de economías regionales que alimentaron por siglos al mundo.
Nosotros somos las organizaciones de apicultores de esa Latinoamérica que vibra, que necesita hacerse oír, que reclama para su gente el derecho a decidir, a elegir, a construir su presente y el futuro de sus pueblos. Somos quienes practicamos el arte de criar abejas y somos los que convivimos gran parte de nuestras vidas, aprendiendo de sus vidas.
En nuestra América las abejas están desapareciendo. Porque están desapareciendo las flores, sus campos, sus bosques, producto de desmontes masivos y sistemáticos, en búsqueda de más tierras para atribuir al modelo agroindustrial. Son las nuevas semillas de diseño transgénico, fatalmente asociadas a agroquímicos, quienes han desplazado los cultivos tradicionales de alimentos. Es el poder financiero de las corporaciones dueñas del negocio el que compra voluntades e inventa la fantasía de que es la solución del hambre en el mundo. Son sus medios de comunicación los que desinforman y sirven al vil negocio que transfiere riqueza de las comunidades más pobres a las empresas transnacionales.
No producen alimentos. Producen oleaginosas que no consumen nuestros países, que engordan ganado al otro lado del planeta o agrocombustibles. No alimentos. El hambre del mundo no se sacia con el modelo agroindustrial, sino con distribución de los alimentos y de la riqueza. Semillas transgénicas que contaminan las semillas que han sido el fruto del cultivo durante 11.000 años de trabajo y sabiduría campesina.
A nuestra tierra les son confiscados sus nutrientes y nos quedan los venenos. Miles de millones de litros de herbicidas, insecticidas y fungicidas en nuestros alimentos, en la tierra, el agua y el aire. Millones de hectáreas con comunidades enteras desalojadas de sus casas, sus huertos, sus animales y arrojadas a la miseria.
Nuestras abejas son las que contribuyen con la producción del 75% de los alimentos que cada familia lleva a su mesa cada día. Nuestras abejas no sólo hacen la delicia de la miel, la vitalidad del polen, cera o propóleos. Además, y fundamentalmente, polinizan. Garantizan biodiversidad. Y son el sostén del derecho humano a una alimentación adecuada que cada uno de nuestros Estados debe garantizar a sus ciudadanos.
Las abejas están desapareciendo en forma grave y sistemática. Con ellas desaparece la polinización, la dirigida y la silvestre, y con esta, deviene inevitable, una crisis alimentaria sin precedentes en la historia de la humanidad.
Entendemos que es necesario que cada uno de los ciudadanos de este continente asuma la relevancia que tiene este problema en el presente y en el futuro. Necesitamos, como habitantes de esta misma tierra exigir a nuestros gobiernos el cese inmediato del uso de aquellos tóxicos que son esencialmente nocivos para los insectos polinizadores, y que nos permitan producir alimentos seguros de forma sustentable.
Latinoamérica produce una inmensa variedad de mieles que deben ser adecuadamente ponderadas por su origen y por sus virtudes para la salud humana, y de las que debe estimularse su consumo en nuestras comunidades, priorizando la comercialización entre nuestros países. Nuestros gobiernos deben ser conscientes del inmenso fraude que implica la comercialización de productos que emulan mieles, que son falsificados en forma industrial, ocasionando una fuerte disrupción del comercio internacional de mieles.
En este mismo sentido, es indispensable que los más jóvenes entiendan el valor que tienen las abejas, para que comprendan su rol en la producción de alimentos sanos y seguros, y que como consumidores tengan la capacidad y posibilidad de elegir. Los planes de estudio deben incluir contenidos específicos y transversales que permitan formar ciudadanos conscientes del valor de las abejas en el ambiente y en el consumo cotidiano de alimentos.
La apicultura y las abejas atraviesan todas nuestras urdimbres productivas, deben ser especialmente consideradas por cada uno de nuestros Estados, y atribuirles la calidad de servicio esencial en tanto garantizan biodiversidad, y contribuyen de manera inescindible al derecho humano a la alimentación adecuada.
Montevideo, agosto de 2018.